Es en los detalles donde está el amor.

Llevo meses dándole vueltas a esta idea en la cabeza. Necesitaba escribir sobre el tema, pero mis musas no me traían una historia interesante.  Así que me he te tenido que hacer responsable y lejos de traerles una historia, hoy en mi blog lo que les ofrezco es una reflexión desde lo íntimo, si no puedo escribir algo que salga de mi cabeza, al menos me place regalarles cosas del alma.

Quienes me conocen saben que nunca he sido muy dado a las fechas señalada, me adapto como ente social pero no me termina de convencer esa obligación a ser “felices en navidad” o a festejar cada vuelta que doy al sol; es más, este catorce de febrero en mi Instagram escribí:

Voy a fingir que es 15 de febrero

o 30 de octubre.

Llámame raro,

pero a mí me gusta quererte siempre,

no cuando esta de moda el amor.

Y es que creo que es ahí donde está la diferencia: en los buenos días, en el café que le preparas a tu pareja después de la comida, en el beso inesperado en el cuello que te eriza o la caricia oportuna. La magia está en esa nalgada, en las mordidas, en preocuparte si ha comido y en esas noches en las que se hace del amor una aventura. Hay magia en el pequeño baile improvisado que disfrutan en el salón y en la pasión de unos ojos que se cruzan y se admiran. La magia está en esa mezcla diaria de ternura y pasión, en cada momento, en cada acto; en los detalles, que quien comparte la vida contigo creyó que pasarías por alto.

Con esto no digo que las fechas conmemorativas sean malas, no lo son porque jamás estará de más una oportunidad para celebrar lo bello, lo bueno; pero siento que llena mucho más a un corazón el amor del día a día que un ramo de flores cuando “todos” compran flores. Entiendo que amar a diario es más complicado: lleva dedicación, constancia, es como cuidar de una planta que debe ser protegida del sol, de la lluvia o del viento de terceros que pueden lastimarla. Entiendo que hay quien solo compra cactus con la idea de cuidarlos solo de vez en vez, pero los cactus, aunque resilientes y resistentes, requieren del sol diario para nutrirse y crecer, como un amor que, cual delicada planta del desierto necesita de constantes rayos de cariño y ternura para para gozar de toda su plenitud.

 

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