En los amores imposible, lo que falta es amor
Tengo una teoría que puede parecer paradójica a primera vista: en los amores catalogados como imposibles, lo que realmente falta es amor. Esta idea desafía la noción romántica de un amor inalcanzable, glorificado por su misma inaccesibilidad. Pero, ¿qué pasa si lo que realmente hace imposible estos amores no es una barrera externa, sino una carencia interna?
Primero, consideremos lo que entendemos por "amor imposible". A menudo, lo describimos como una conexión intensa y profunda que, por alguna razón, no puede culminar en una relación. Las razones pueden ser muchas: diferencias sociales, compromisos previos, distancia geográfica, o incluso diferencias ideológicas. Estos factores externos crean una narrativa de un amor trágico y heroico, luchando contra las circunstancias.
Sin embargo, si profundizamos, podríamos descubrir que estos amores no prosperan no por las barreras externas, sino por una falta de amor en su forma más auténtica y madura. El amor, en su esencia, no es solo un sentimiento de afecto intenso, sino una acción, una práctica diaria de comprensión, compromiso y, sobre todo, una elección consciente. En los amores imposibles, a menudo encontramos una idealización del otro, una fijación en el "qué podría ser" en lugar del "qué es". Este tipo de amor es más una construcción de nuestras propias necesidades y deseos que un compromiso genuino con otra persona.
Por otro lado, esta teoría también sugiere que en estos amores imposibles, hay una especie de seguridad en su imposibilidad. Mientras permanezca inalcanzable, no se enfrentará a las pruebas de la vida real, los compromisos cotidianos, las decepciones y los conflictos que son inherentes a cualquier relación. Es un amor que vive en un pedestal, intacto y perfecto porque nunca ha tenido que enfrentarse a la realidad.
Entonces, ¿qué pasa si lo que realmente falta en los amores imposibles es el amor en su forma más verdadera y vulnerable? Un amor que elige, día a día, enfrentarse a las imperfecciones, trabajar a través de las dificultades y crecer en medio de las realidades mundanas. Quizás, en la búsqueda de lo imposible, nos estamos negando la oportunidad de experimentar el amor en su forma más real y satisfactoria.